Fui tras los rastros del hambre para romperle la calvicula dorada, transforme mi lengua en daga. Fue sin sorpresa que la vi reposada clavando sus uñas sobre la doncella amada , ya sabia yo de su aspecto ruin. Clavo mi lengua en ese sarcofago pues sepa el amable lector que asi es como es el hambre malhechora un sargofago de lugubre luz y aura pestilente. Invoco al aguila y Clavo mi daga Extraigo una oscura larva de palpitante corazon, que yo, del hambre misma he robado lo que ahora expongo en secreto.
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